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Sábado 10 de mayo de 2014 - Buenos Aires, Argentina.

Jornada “Educar en contextos complejos: violencias, vínculos, transformaciones”

Facultad de Ciencias Económicas - UBA - Salón de Actos, Pres. José Evaristo Uriburu 781, Buenos Aires. Ver mapa.

 

ACTIVIDAD NO ARANCELADA - Importante: La capacidad del auditorio es de 1000 ubicaciones que se ocuparán por estricto orden de llegada. Sugerimos puntualidad dada la gran convocatoria de esta jornada*.

 

Programa y Expositores

 

Se entregarán certificados - Actividad no arancelada

*El registro previo no reserva lugar en el auditorio. Se ocuparán los asientos por orden de llegada.

Destinatarios: docentes, directivos, orientadores escolares, Lic. Ciencias de la Educación, psicopedagogos, psicólogos, trabajadores sociales, filósofos, antropólogos, sociólogos. Otros profesionales interesados en la temática y estudiantes de carreras afines.

 

Confirme su participación aquí

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Organiza:

 

 

 

Auspician:

 

 

 

 

 

Declaraciones de Interés Educativo por
Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Res. 142/2014)
Ministerio de Educación de Río Negro (Res. 999/2014)

 

Avales institucionales:
Organización de Estados Iberoamericanos - OEI
Asociación de Psicólogos de Buenos Aires - APBA
Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires - APdeBA

 

Del cuaderno al celular: Herramientas para la construcción de subjetividades
Dra. Paula Sibilia


En las últimas décadas, vienen ocurriendo fuertes transformaciones en los ámbitos más diversos. La escuela no está ajena a esas turbulencias: están cambiando las actitudes con respecto a la lectura y la escritura, por ejemplo, no sólo en los estudiantes sino también en los profesores, los padres y la sociedad en general. También se han alterado nuestras relaciones con el tiempo y el espacio, algo que repercute fuertemente en la situación escolar. Por eso, vale la pena reflexionar sobre estos cambios a partir del estudio genealógico de las subjetividades, es decir, enfocando ciertas transformaciones históricas que afectan a los modos de ser y estar en al mundo.

Esta propuesta parte de una hipótesis básica, según la cual se está produciendo un cambio histórico en los modos de construir lo que somos, así como en las maneras de relacionarnos con los demás y con el mundo. Ese tipo de transformaciones ocurren constantemente, desde luego: no es lo mismo “ser alguien” ahora, en el mundo globalizado de principios del siglo XXI, que en el siglo XIX, por ejemplo, o bien en la Edad Media, en la Grecia clásica o en otras culturas no occidentales. En medio de esas mutaciones constantes, sin embargo, vale enfocar una mutación actual con respecto a las formas modernas de ser y estar en el mundo, aquellas que configuraron un tipo de subjetividad que tuvo su apogeo en los siglos XIX y XX, protagonizando la era burguesa e industrial.

Estaría ocurriendo, ahora, un desplazamiento del eje en torno al cual se organiza lo que somos: si la confluencia decimonónica entre el racionalismo ilustrado y los arrebatos románticos situó ese centro en una entidad misteriosa y oculta conocida como “interioridad” (alma, espíritu, psiquismo, inconsciente), donde se creía que se alojaba la esencia de cada uno, toda esa explicación está perdiendo fuerza últimamente. A fines del siglo XX y principios del XXI, un complejo movimiento histórico (que involucra factores socioculturales, políticos, económicos, incluso morales) viene desplazando ese eje de la subjetividad. Como resultado de esas transformaciones, ya no nos construimos prioritariamente alrededor de aquel centro considerado “interior” sino que la definición de quién es cada uno pasa, cada vez más, por lo que se ve. Esa categoría incluye no sólo el aspecto físico, la imagen personal y todo aquello que solía considerarse “vanas apariencias” frente a la contundencia de la “belleza interior”, sino también los actos y el comportamiento visible; en suma: la performance de cada uno, que por tal motivo suele exponerse en toda suerte de vitrinas.

Según esta perspectiva, no es casual que hoy proliferen las redes sociales de internet, con sus perfiles y su infinidad de imágenes y pequeños relatos personales que circulan por las pantallas del mundo, así como los reality-shows y los programas de chimentos en la televisión, o las cámaras digitales que permiten fotografiar todos los instantes de la vida cotidiana y mostrarlos de inmediato siguiendo las convenciones estéticas del espectáculo. Y, en particular, los exitosos teléfonos portátiles adjetivados como "inteligentes". Mientras este nuevo instrumental se populariza a toda velocidad, entra en declive una serie de herramientas y atributos que caracterizaban al anticuado homo psycologicus, desde el cuadernito del diario íntimo hasta el pudor que envolvía a la intimidad, por ejemplo. Quizás la escuela forme parte de ese conjunto de "tecnologías" que está siendo descartado por los nuevos modos de vida: no solo la estructura arquitectónica y funcional del viejo aparato escolar, sino también las subjetividades de los niños (y de los maestros) que solían poblar esos espacios, así como los valores y reglas que los pautaban.

Esta conferencia pretende profundizar tales cuestiones, enfocando particularmente los desafíos que implica la actual convivencia entre esos dos tipos de dispositivos: los analógicos de la escuela tradicional, simbolizados por el cuaderno, y los digitales del universo conectado, representados por el celular. Si pensamos al colegio como una máquina o una tecnología, es decir, como una herramienta diseñada en cierto momento histórico (la era moderna e industrial) para producir determinados resultados (formar a los ciudadanos del futuro), podemos conjeturar que ese complejo artefacto quizás se haya vuelto “incompatible” con los chicos de hoy en día. Estos, a su vez, no sólo rechazan al “dispositivo pedagógico” sino que se fusionan de modos cada vez más simbiótico con otro tipo de aparataje: particularmente, con los artefactos móviles de acceso a internet y comunicación en redes. Esas máquinas no son neutras, sino que implican ciertas formas de vida y ciertas subjetividades, o sea: determinados modos de ser y estar en el mundo, de construir la que se es y de relacionarse con los demás, que responden de manera mucho más eficaz a las exigencias del mundo contemporáneo, al mismo tiempo en que demuestran su creciente desajuste con respecto a la tecnología escolar.

Por eso, cabe reflexionar sobre la eventual fusión entre ambos universos: el “dispositivo pedagógico”, por un lado, y las “nuevas tecnologías”, por otro lado. Además de preguntarnos si eso sería deseable, habría que pensar si de hecho es posible incorporar ese aparataje a las aulas para actualizarlas poniendo el colegio al día y, de ese modo, superar su tan mentada crisis. Porque esos artefactos entran en colisión con un requisito básico de la escuela y otras instituciones modernas compatibles con ella: el confinamiento. O sea, la idea de que es necesario encerrar a todos los sujetos durante un determinado periodo de tiempo en un espacio bien delimitado, con una estricta reglamentación de todos los movimientos, para obtener algún resultado. Esa táctica fue muy eficaz a lo largo del último par de siglos y define a la escuela por excelencia (así como a la cárcel, la fábrica, el hospital, etc.), aunque ya hace rato que viene perdiendo fuerza. Pero la popularización de los dispositivos móviles de información y comunicación promete aniquilarla del todo, no sólo al disminuirle aún más su tradicional eficiencia, sino porque es capaz de dejarla sin sentido. ¿Para qué encerrarse todos juntos durante varias horas por día, si cada uno tiene un aparato conectado a la red mundial? No es una pregunta banal, que se pueda o deba contestar apresuradamente, pero resulta cada vez más urgente formularla de modo más preciso.



Paula Sibilia. Investigadora y ensayista argentina residente en Río de Janeiro. Estudió Comunicación y Antropología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), luego cursó una maestría en Comunicación (UFF), un doctorado en Salud Colectiva (IMS-UERJ) y otro en Comunicación y Cultura (ECO-UFRJ). Publicó, tanto en portugués como en español, los libros El hombre postorgánico: Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales (2005), La intimidad como espectáculo (2008), y ¿Redes o paredes? La escuela en tiempos de dispersión (2012). Es coordinadora y profesora del Postgrado en Comunicación y del Departamento de Estudios Culturales y Medios de la Universidade Federal Fluminense (UFF), además de investigadora becaria de las agencias brasileñas CNPq y FAPERJ. En 2012 realizó un post-doctorado en la Universidad Paris VIII, de Francia.

 

 

 

El miedo a los extraños, la antesala de la violencia
Mg. Fernando Onetto

La sociedad actual enfrente un gran desafío: aprendemos a convivir solamente con los parecidos y aquellos que son distintos por sus identidades, biografías, no solamente nos resultan extraños sino que nos resultan amenazantes. Esa relación, esa situación de amenaza provoca reacciones de prevención, de defensa y, en el peor de los casos, también de agresión entre grupos, en una lucha por ocupar el territorio social.

 

El encuentro con los extraños: desafío de la vida social

 

La tribu es tal vez la única comunidad humana en que la identidad social y la identidad personal, en palabras de Erving Goffman, constituyen una continuidad. Aquellas comunidades tribales de la Polinesia y la Melanesia que dieron tanto material a los antropólogos contenían a individuos cuya biografía personal y su rol social eran inseparables. No había extraños. El encuentro social era un encuentro cara a cara mediado por la convivencia diaria. Pero aún en aquellas sociedades tribales los viajes a través de los mares y los ríos en búsqueda del encuentro con otras tribus se volvieron una exploración emprendida regularmente. Salir a la búsqueda y el encuentro de los extraños se hacía necesario. Malinowski llamó la atención sobre esta característica de la exploración en su estudio etnográfico sobre los nativos de las islas Trobiand en su obra clasica “Los Argonautas del Pacífico Occidental”. La dinámica interna de la tribu protegida por las tradiciones y rituales de la vivencia tribal no alcanzaba. El otro desconocido ejercía una atracción irresistible que se abordaba como riesgo y como celebración.


Marcel Mauss en su libro “El tratado de los dones” hablando de las tribus de la Polinesia estudió el intercambio de dones como la resolución par el encuentro con los extraños. Un intercambio ritual con una riqueza de contenidos casi insondable, que recibe el nombre de potlach.


El encuentro con el extraño en su amenaza y su oportunidad se resolvía como un intercambio de dones de una generosidad casi ilimitada que superaba el comercio, nunca totalmente desinteresada siempre con una expectativa de reciprocidad. Permanecía latente el riesgo de desajustes rituales que derivaran en guerras. Pero, retengamos esta idea que viene  del fondo de la historia de la humanidad: el encuentro con el extraño como intercambio y celebración.

 

La sociedad de los guetos

 

La idea de que los grupos pequeños producen entre sí relaciones más humanas queda cuestionada por estos largos periplos de las tribus antiguas en búsqueda de los extraños.


La vida social sigue siendo hoy un encuentro entre extraños. Nos sucede cada día al salir de casa y caminar por las calles. Un continuo cruzarse de nuestro camino con el camino de extraños a los que apenas miramos. Teodorov nos recuerda la potencia de este “salir a la calle” y afrontar la interacción con los extraños. El ser humano enriquece su identidad no en el encierro con los parecidos sino en el descubrimiento de los diferentes.


El contexto sociocultural ha cambiado, con respecto a los Argonautas de Malinowski, ya no tenemos el techo de los dioses como cobertura común que reduce la incertidumbre. Las diferencias de las identidades sociales se ahondan porque las biografías personales están por una parte menos supervisadas y por otra más determinadas por las condiciones sociales de origen. El haber nacido en un u otro lugar de la geografía de una ciudad puede dar lugar a biografías tan distantes que sus protagonistas encuentran difícil hasta comunicarse en la misma lengua. La desigualdad establece una distancia comunicacional en la que las palabras adquieren significados biográficos indescifrables para el otro.


Anthony Giddens dirá que la modernidad se constituye por una reformulación del tiempo y del espacio. Ya no son principalmente las relaciones cara a cara y el convivir cotidiano el que nos otorga seguridad en la vida cotidiana. Podemos ser contemporáneos de los lejanos y los inalcanzables. Podemos interactuar con aquellos con los que nunca nos miraremos a los ojos. El lejano se pone al alcance como simultáneo. El tiempo reformula los espacios. Las nuevas tecnologías y las redes sociales acaban poniendo en escena aquella visión de Giddens. Estamos en un mundo estrecho en el que todos están a tiro de un teclado o un click. Sin embargo se produce simultáneamente un distanciamiento, lo diferente se vuelve separado, el desconocido se vuelve extraño.

 

Cuidado con los extraños

 

Este mundo tan rico en posibilidades de construcción de redes comunicacionales y de cooperación, se convierte en un archipiélago de individuos que buscan autoestimarse por su performance. El diverso no sólo es extraño sino que también es mi competidor. Las distancias de  desigualdad son tan extensas que nos tientan a acercarnos por el atajo de la violencia. Nos instalamos en el miedo a los extraños y en el encierro del gueto de los parecidos.

 

La escuela

 

La escuela es ese espacio público estrecho casi promiscuo, es el lugar del extraño inevitable: ¿Cómo enseñar a intercambiar con los extraños de un modo que sea un intercambio de dones? ¿Cómo modificar nuestras reglas internas sobre lo que esperamos de otro normal para aprender a escucharnos y respetarnos sin someternos ni encerrarnos? La escuela socializa cuando nos devuelve aquel espíritu explorador de los Argonautas de Nueva Guinea que llenaban sus canoas cargadas de regalos como el mejor modo de desembarcar en la tierra de los extraños.

 

 

Mg. Fernando Onetto. Licenciado en Filosofía y en Teología. Magíster en Gestión Educativa. Coordinador del Programa de Convivencia Escolar del Ministerio de Educación de la Nación y responsable del Proyecto de aplicación de la Res. 93/09 de la Asamblea Federal de Educación para la producción de Acuerdos Escolares de Convivencia y la puesta en marcha de Consejos Escolares de Convivencia en todas las escuelas secundarias del país. Asesora el Programa Interamericano de Educación en Valores Democráticos (OEA). Fue Coordinador de Proyectos y prestó Asesoramiento Técnico en la Dirección de Capacitación, Perfeccionamiento y Actualización Docente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (1990 a 1996); jefe de Asesores de la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires (1996-1997); coordinó y tuvo a su cargo las tareas de planificación del Programa de Reformulación de Normas de Convivencia y Disciplina para las escuelas dependientes de la Dirección de Educación Polimodal de Gestión Pública y Privada y Trayectos Técnicos Profesionales (1999 a 2003). Ha sido consultor de OEI (Sede Santiago de Chile); de la Oficina de la UNESCO en Santiago de Chile y de la Oficina de UNICEF en Uruguay. Autor de los libros: CLIMA INSTITUCIONAL Y PRONOSTICOS DE VIOLENCIA y de LA ESCUELA TIENE SENTIDO (1er. Premio al Mejor Libro de Educación 2013, Categoría: teórico), ambos publicados por Noveduc.